El japonés Masaru Emoto, puso agua de la misma fuente en dos botellas de vidrio, con la diferencia de que en una escribió “Gracias”, y en la otra “Te mataré”. Después de un tiempo tomaron fotos a las moléculas del agua de cada una de las botellas, y los resultados fueron bastante gráficos.
Con dicho experimento, Emoto quería ejemplificar cómo la palabra puede influir en la estructura de una sustancia química como el agua. Y que dicha influencia (extraordinariamente positiva, en el caso de las palabras “thank you”) pasaría del agua al cuerpo humano, al ingerirla. Estos experimentos se recogieron en la película ¿What the Bleep do We Know? (en español, ¿Y tú qué sabes?).
La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos.
Prob. 18:21

El verbo tiene un principio creador. A partir de hoy, úsenlo a su favor.